Caminando entre almendros por la ruta de la pasa

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Hace unos dias  estuvimos realizando sin pretenderlo la que se denomina “Ruta de la pasa”, nos adentramos en pleno corazón de la Axarquía y pasamos por los pueblos de Moclinejo, El Borge, Almáchar y Cútar.

Esta no es época de pasas, pero alguna probamos y algun vinillo tomamos por el camino. Eso sí, los almendros en flor nos acompañaron en todo el camino e incluso nos encontramos con algún que otro bandolero.

Hay un punto en el Rincón de la Victoria en el que las señales te llevan hasta la Ruta de la Pasa, y es entonces cuando te adentras en carreteras curvas y ascendentes. En cuestión de minutos pasas de la brisa marina de las playas de La Cala y el Rincón al fresco aire de montaña, cruzas Benagalbón y entonces se te va abriendo el paisaje a tus pies, y es entonces cuando te vas encontrando con los almendros,  que dan pinceladas de blanco a las montañas.

Hay ocasión de parar en más de un lugar para deleitarse de la vista y acercarse un poco a los árboles y sus flores. En un cierto punto, después de curvas y curvas, a 450 metros de altitud te encuentras en un lugar privilegiado un antiguo hotel ahora convertido en un centro de tratamiento de adicciones, desde allí la vista de toda la zona recorrida hasta ahora es espectacular, en el entorno del centro hay almendros espectaculares en una pendiente hacia un valle. 

Y desde un cierto punto por la parte de atrás, descubro una vista de Moclinejo a través de unos almendros ( la foto que encabeza el blog) y entonces recuerdo la Fiesta de Viñeros que se celebra allí, y aquel año en el que lo vivimos y entramos en las bodegas. Aquí podéis ver el reportaje de esa ocasión en que estuvimos.

 

Pero nuestro destino era ir más allá y seguimos por la carretera dirección El Borge, y fue entonces cuando tuve una visión fabulosa desde la montaña del pueblo de Moclinejo desde la parte norte, en ese momento me pilló despistado pero en otra ocasión habrá que buscar el lugar adecuado para parar y tomar unas fotos. Aunque como veis en la siguiente imagen, no se me escapó la vista de Comares, en la lejanía.

Cuando salimos de ruta nos encanta dejarnos sorprender a cada paso y aunque se pueda hacer algo más cansado está bien desviarse un poco del camino cuando ves la posibilidad de ver algo bonito, y en cierto punto vimos que estábamos muy cerca de Almáchar, a solo unos metros de un desvío, así que decidimos tomarlo y nos adentramos en el siguiente pueblo de nuestra ruta.

Era viernes, y se ve que esos días es el mercadillo en la plaza del pueblo por lo que estaba muy concurrido. Dejamos el coche y nos adentramos por las calles de Almáchar, y descubrimos un pueblo precioso, fachadas blancas, encaladas, con ese calor especial y ese aroma en las calles, una delicia pasear por esas calles, amoldadas al terreno montañoso en donde está situado.  Desde el pueblo las vistas son preciosas, parece que puedas tocar las cimas de las montañas de toda la comarca de la Axarquía. Vimos señalizado el Museo de la Pasa, pero … estaba cerrado, solo abren sábados y domingos ¿? Curiosamente apenas realicé fotos en ese pueblo, ¡lo que me anima a volver pronto! Estas son de las pocas fotos que hice.

Nos quedamos un rato para tomarnos una tapita y, encantados con el acogedor pueblo de Almáchar,  reanudamos la marcha hacia El Borge.

Una escultura de un vendimiador y la fuente de la Vendimia nos da la bienvenida a este pueblo de calles moriscas como prácticamente todos los de la axarquía, llama la atención por sus nombres, conocidos revolucionarios de izquierdas les dan nombre a la mayoría.

Era ya casi hora de almuerzo pero antes de comer decidimos dar una vuelta por el pueblo, en la que constatamos la hospitalidad y simpatía de sus gentes, un improvisado amigo nos recomendó varios puntos de vista para disfrutar de rincones del pueblo asi como un lugar llamado Hotel-Posada del Bandolero, para comer.

Vimos un cartelito que nos llevaba a un parque ornitológico-botánico, y como me atraen tanto las plantas como las aves, nos dirigmos a él, pero en ese monento no era gran cosa, poco más que unos cuantos patos y pavos son sus únicos habitantes, y el entorno vegetal anda descuidado desde hace tiempo, así que abandonamos el lugar y seguimos paseando por El Borge.

Después del paseo entramos en la Posada del Bandolero, una antigua casa convertida en hotel-restaurante y museo en torno al bandolero Luis Muñoz García, apodado “El bizco”, y es que fue en esta casa donde en 1837 nació este singular personaje. Toda la decoración de la casa-museo está basada en la vida y obra de este y otros bandoleros, trabucos, monedas, indumentarias, utensilios de la época.. y no faltan alusiones al cine de bandoleros, incluido el mismísimo Curro Jiménez. Un lugar digno de visitar para probar sus platos y su buen aceite.

Busto de el Bizco

 

Una de las mesas de la Posada del Bandolero

Después de pasar un rato divertido (me probé alguna indumentaria de la época), salimos hacia Cútar, otro de esos pequeños y singulares pueblos de la Axarquía enclavado en plena montaña, este concretamente se sitúa en una pendiente, la calle principal discurre paralela a la horizontal de la montaña, y desde ella parten en pendiente varias calles en una vertiginosa cuesta. Me resultó un pueblo de lo más curioso por su estructura, su calzada y situación privilegiada desde la cual se divisa gran parte de la comarca, recorrerlo nos hizo quemar todas las calorías del almuerzo en la casa del Bizco.

El precioso y bien situado pueblo de Cútar

 

Una de las empinadísimas calles de Cútar

Por el mes en que estábamos, en todo el camino estaban presentes los almendros y cerezos en flor bajo la mirada perpétua de la Maroma, esa montaña mitad malagueña-mitad granadina.

La maroma entre almendros

Estos pueblos de la comarca de la Axarquía malagueña te sorprenden siempre.