Parece ser que el árbol de la jacaranda y concretamente su flor, es la bella y la bestia de la vegetación malagueña, cuando llega la primavera, sus flores lilas, violetas y azules le dan un toque esplendoroso a nuestras avenidas, calles y plazas, y aumentan si cabe la luminosidad de nuestras ciudades. Pero, como en la historia de aquel argentino que fué a Canadá a buscar la preciosa nieve hasta que acaba maldiciéndola, todo se puede volver en contra de uno, cuando deja el coche debajo de uno de esos preciosos árboles, o pega un resbalón y se pringa toda la ropa de ese pegamento natural que tienen las flores de la jacaranda.
Yo particularmente prefiero ver durante unos días las calles de nuestras ciudades pintadas de lila aunque ensucien las aceras. En esta época busco esos rincones en los que estos árboles anuncian con su colorido la llegada de los primeros calores. Esta vez me he recreado en las que podemos encontrar en la plaza de la Merced de Málaga, en contraste con los balcones de las fachadas que la rodean.
Al parecer el hecho de que sean tan pegajosas las flores de este árbol, que por cierto no son autóctonos, facilita la propagación de sus semillas adhiriéndose al pelaje de los animales. Lista que es la naturaleza.
Aquí tenéis algunas de las fotos que hice en ese paseo por la plaza, con alguna licencia artística que me he tomado destacando los colores de las flores de este árbol, que para eso, la plaza de la Merced es de los rincones más recreados por artistas de todo tipo, ya sean de nuestra tierra o se acerquen a nuestra ciudad.
TODAS LAS FOTOS PROPIEDAD DE LUIS GARCÍA MARÍN. (LUI G. MARÍN) – PROHIBIDO SU USO SIN AUTORIZACIÓN EXPRESA.
